
Estos parientes de las arañas viven en el medio ambiente, entre el follaje, hierbas y hojas de árboles. Llegan a sus víctimas por contacto directo en un ambiente contaminado o por contacto entre animales cuando al menos uno de ellos está infectado y como hemos dicho, también los humanos pueden ser atacados.
Una garrapata hembra adulta puede depositar entre dos mil y cinco mil huevos. Del huevo sale una larva que se alimentará de su anfitrión y pronto se convertirá en una ninfa que buscará más alimento para convertirse luego en adulta que se reproducirá en el anfitrión y luego morirá. El ciclo puede variar en términos de duración según el tipo de garrapata y puede fluctuar entre varios meses y varios años.
Estos parásitos se alimentan de sangre y para hacerlo introducen unas púas, que son como ganchos de pescador, dentro de la piel del anfitrión, luego producen una especie de pegamento que fija aún más su boca a la piel y comienzan a chupar sangre. Si no es removida, el adulto hembra, continuará así entre cinco y siete días aumentando cuatro veces su tamaño y cien veces su peso. Los machos, cuya apariencia es de un color café, no se alimentan en la misma proporción que las hembras, que principalmente son de un color gris.